¿cómo?, ¿dónde? y ¿cuándo?
Iglesia de Regla, La Habana, Cuba
Ernest Hemingway decía que la vida era una carrera de caballos arreglada previamente. Tenías las opciones de apostar por cualquier caballo, siempre con el mismo resultado. Perdías la apuesta ya que al final lo único que importaba era responder a las tres preguntas claves. ¿Cómo voy a morir?, ¿Dónde voy a fallecer? y la más importante, ¿Cuándo? De ahí nacía la angustia existencial.
Mi teoría literaria es un poco mas dulzona. Está en una de mis novelas. La vida es un viaje en tren. Cuando naces tu madre te da el boleto gratis de entrada al vagón de la niñez. Pocos cambios se te van uniendo amiguitos y amiguitas -esas vienen más tarde-
Con el tiempo te vas mudando de vagones y conociendo miles de personas. Hasta llegar a la estación final del viaje. De nuevo las mismas incógnitas del Cómo, Dónde y Cuándo.
Sea una carrera arreglada o un viaje en tren del que no puedes bajarte si no el día de tu muerte, la vida carece de sentido. Uno mismo tiene que darle sentido. Ahora mismo le estoy ofreciendo a mi cerebro la oportunidad de creerse que esta tarea de teclear oraciones sobre temas que a muchos no les interesan, es mi razón de ser. -Ojo, lo escribí en español, no en francés, para no aparecer pedante- Ya a los 68 me he resignado a no ser héroe, a no jugar bien al béisbol, a no saber bailar casino, a morirme lejos de mi país natal, en la patria adoptada. Todo, menos dejar de garabatear palabras cada dos o tres días. Es la única opción posible para continuar viviendo.
Saludos de un Lunes post-victoria de la Roja contra Holanda.
Wesbri
Etiquetas: muerte, sentido de ser, vida
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