Firmar o no firmar

Recientemente se ha desatado una polémica en Miami. Ciudad de sol y playa amenazada por huracanes y ahora por el detrito petrolero de BP que nos acecha como una boa constrictor con exprimirnos la arena de las playas. Nuestro modus vivendi. Latinismo por el anglicismo Daily bacon.

La prima carta firmada por 74 disidentes en la Isla apoya a una supuesta ley en la Cámara de Representantes HR 4546 (creo que es el número) que pretende levantar restricciones comerciales -o sea créditos bancarios para el régimen cubano- y libertad de viajar como turistas a los norteamericanos. Lo que ignoraban los disidentes de la isla era que la ley huele a cadáver pues carece de los votos necesarios para ser aprobada.

Como respuesta de esa carta, y de algunos comentarios, el representante emitió opiniones descalificando a sectores del exilio duro de Miami quienes sacaron una contracarta protestando y exigiendo que el susodicho Green Coat se retractara de sus insultos.

Hasta aquí la noticia.

Ayer la cadena de Televisión América TV realizó una encuesta -no científica, pues respondían los televidentes, un sector de la población que no representa al total, como sabemos de los estudios de Estadística- Los resultados me sorprendieron.

50% apoyaba a los disidentes internos;

38% a los del exilio duro;

12% no firmaría ninguna de las dos cartas.

Cual moderno Hamlet me voy a enfrentar al dilema de firmar o no firmar.

Opto por la minoría de prudentes que no desea ahondar en las diferencias que nos dividen, por lo que me abstengo de firmar nada. Ni siquiera con las bellas plumas de ganso que exhibo como carátula. Es hora de unirnos y abandonar diferencias de opiniones. No prolonguemos el Status Quo que favorece a los hermanos Castro.

Seamos respetuosos y discutamos como seres civilizados no como carretoneros o borrachines de esquina.

No firmo ni una arenga, ni declaración de nadie. Derrumbemos el Muró del Malecón que nos separa a los cubanos de fuera y de adentro. UNIDAD.

Jueves 17 de junio del 2010.

Wesbri