Una ventana abierta al cambiante mundo y el esfuerzo por tratar de ajustarse a esa realidad fugaz, a la que llamamos Vida

domingo, junio 06, 2010

Gracias, Google


Cuando mi memoria flaquea, confieso que recurro encapuchado -para que no me cataloguen de mal habanero- a buscar los datos en Google: mapa o satélite. He aquí una muestra de la operación recuerdos de un sesentón en medio de Brickell a más de doscientas millas de la Habana.
Me mudé para el barrio en 1958, sí, unos meses antes de la fatídica y nefasta fecha del primero de enero del 1959. Al principio, todo se desarrolló suave. Quise creer y me tomaron de pelele, luego cuando quise descreer me castigaron y botaron del trabajo. Mi delito: negarme a ir a pelear a Angola. La pena: un apestado en tu propio país. Fue por aquellos momentos que comencé a frecuentar a hurtadillas las misas dominicales en la Iglesia del Carmen. No éramos más de doscientas personal, si acaso. Enfrente, una panadería en la cual cada domingo compraba, en aquel entonces por la libre, pan.
Todo esto viene a colación porque mi cerebro sesentón me juega ardides insospechados. Sabía que la Iglesia estaba en la calle Infanta ( o De la Infanta, como se le llamaba en la época colonial). Pero no recordaba el nombre de la otra calle, por lo que a escondidas fisgoneé en Google mapas hasta dar con la acuática Neptuno. También descubrí como si fuese la primera vez la ubicación del Cine Astral, y de la pequeña calle Valle en donde se encontraba la Sociedad Filatélica de la ciudad, y a la cual acudía desde adolescente a turbios chanchullos de cambiar sellos húngaros por sellos de colonias europeas en África que pronto cambiarían de nombre y las imágenes de los pequeños iconos de papel perderían un valor de uso para adquirir otro de coleccionistas. Días bellos aquellos. En honor a mi desfalleciente memoria que caduca por semanas, les ofrezco estas imágenes robadas en la Internet -pido disculpas por el alevoso crimen- de la Iglesia del Carmen en ese barrio que es la periferia entre el popular Centro Habana, y el de clase media de El Vedado. Entre dos mundos me crié. Por algo me encanta la canción "Entre dos aguas" de Paco de Lucía. Así desde el agua de Miami, les mandó mi colección de recuerdos del agua habanera.

Un feliz domingo. Aún soy capaz de delimitar fechas y espacios. Hay esperanza de una vejez alegre.

Wesbri

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