El dilema del viernes: innovar o ser silenciado
He salido desnudo al campo de Marte a esperar si consigo una entrevista amena e interesante que levante el nivel de lectores de mi blog. Me he sentido como una adolescente desnuda que pide un autógrafo a una banda de lobos sedientos y hambrientos de carne fresca. ¡Cualquier semejanza con un crítico literario es pura coincidencia! Aunque conozco algunos que son honestos y buenos al ejercer su oficio. Para eso necesito, a mis 68 años, innovar mi imagen pública, dejar de ser yo para ser yo renacido, resurrecto a las setenta y dos horas en una nuevo ser poderoso y capaz de estremecer con mi Verbo. Pero al parecer , todo va a quedar en lo mismo de siempre: una ilusión, un auto engaño, un delirio de grandeza sin satisfacer, una sensación de inutilidad y la eterna pregunta, ¿Para qué escribo este blog? No me ofrece beneficios económicos, estoy en el entredicho de muchos y el desdén de la mayoría que ni siquiera sabe quién soy yo. Pero, el afán de ver mi nombre virtual reflejado en la pantalla es más poderoso que cualquier raciocinio. ¡Quiero ser famoso! Y el coro me contesta: "Tarde llegaste Marqués, al volver arrepentido". Y con el rabo entre las patas, como un perro expulsado del Edén editorial me largo a ladrar mis penas en el silencio de ser ignorado. ¿Hasta cuándo? Prometo dejar de ser cínico en mis próximos comentarios. Juro no querellarme contra el sistema, dejar de ser un apestado que piensa con cabeza propia y convertirme en un "Yes, man" como la sociedad global y del siglo 21 requiere. ¡No más rebeldías, no más opiniones propias, a repetir como papagayos lo que dicen los jefes!
Basta para un viernes primero de octubre.
Una buena noticia, peso 190 libras -86 kilos. Al menos una noticia buena.
Saludos
Wesbri
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