Amistades no tan peligrosas
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Ahora 49 años después Rafael me contacta con el pretexto de escribir un libro sobre aquella aventura. Poco a poco otros se unen. El Chepo que compartía aulas y el mismo dormitorio. Éramos dos cubanos, un vietnamita , y un ruso en el cuarto sin baño. Las duchas en el sótano, los lavabos a la izquierda, los inodoros a la derecha, la cocina frente a la escalera. Vida comunal.
Y los recuerdos de aquella aventura se tornan brillantes, tenía apenas 19 cuando me embarqué en la aventura del viaje a Europa del este. Alegría, recuerdos olvidados que resurgen y me ofrecen la perspectiva de haber vivido, de haber cometido errores, pero sobre todo de haber sido fiel a lo que pensaba en ese momento. Por eso me busqué problemas, por ser un libre pensador y tuve que escoger la salida definitiva vía Panamá. Hace ya más de un cuarto de siglo. Pero ahora en la vejez solamente los recuerdos gratos florecen. Las amistades han dejado de ser peligrosas cuando tendemos un puente de ancianos entre Miami y La Habana.
Saludos de un jueves cualquiera.
Wesbri
Etiquetas: puente de ancianos, URSS
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