Amistades no tan peligrosas
En el 2011 se cumplen cincuenta años, medio siglo, del viaje del primer contingente de becarios cubanos a la URSS en diferentes barcos. Con motivo de la fecha he sido contactado por algunos de quienes fuimos primero a Kiev, capital de Ucrania, para luego desparamarnos por el vasto territorio de la Unión Soviética. A mí me ubicaron en la Universidad de Moscú con otro pequeño grupo creo que éramos una decena de adolescentes, lleno de energía y de hormonas. No pude terminar la carrera de Física pues el gusanillo de la escritura me corroía por dentro y a los 21 años me rebelé contra un sistema que me prohibía cambiar de carrera. Meses de castigo en Guanacahabibes talando árboles, bajo disciplina militar, comiendo pan con carne rusa y arroz con chícharos de lunes a domingo. Una experiencia que me volvió más rebelde y me cerró las puertas para laborar en el campo de la cultura. Tuve suerte que un mexicano que laboraba en la Academia de Ciencias , amigo de mi abuela paterna; me brindó una mano y conseguí empleo como traductor de ruso.
Ahora 49 años después Rafael me contacta con el pretexto de escribir un libro sobre aquella aventura. Poco a poco otros se unen. El Chepo que compartía aulas y el mismo dormitorio. Éramos dos cubanos, un vietnamita , y un ruso en el cuarto sin baño. Las duchas en el sótano, los lavabos a la izquierda, los inodoros a la derecha, la cocina frente a la escalera. Vida comunal.
Y los recuerdos de aquella aventura se tornan brillantes, tenía apenas 19 cuando me embarqué en la aventura del viaje a Europa del este. Alegría, recuerdos olvidados que resurgen y me ofrecen la perspectiva de haber vivido, de haber cometido errores, pero sobre todo de haber sido fiel a lo que pensaba en ese momento. Por eso me busqué problemas, por ser un libre pensador y tuve que escoger la salida definitiva vía Panamá. Hace ya más de un cuarto de siglo. Pero ahora en la vejez solamente los recuerdos gratos florecen. Las amistades han dejado de ser peligrosas cuando tendemos un puente de ancianos entre Miami y La Habana.
Saludos de un jueves cualquiera.
Wesbri
Etiquetas: puente de ancianos, URSS
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