Achaques 102
Sentaos en un buen taburete de piel de chivo, agarrad una cerveza congeladita y listos a escuchar mis cuitas. Con rima y todo. Hace una semana me quejaba de los achaques de la vejez. Hoy fui al dermatólogo para que me revisara unos lunares sospechosos, me recetara algo para la piel seca -otro signo de envejecimiento, se pierde la biotina- y me quemara las mil y una verrucas que adornan mi piel sin que yo lo hubiera solicitado. Mi nariz está dolida de los olores a piel chamusqueada con el rayo láser, mi axila izquierda duele de la extirpación de algo que crecía en el lugar equivocado, lo que me tiene que crecer yace debajo del ombligo. Pero ni modo esto de los 67 años es una locura. Crece lo que no debe crecer, baja lo que debe subir, se escapan las vitaminas que deben bañar la piel, y en fin de cuentas que me tengo que chapistear para no aparentar ser un viejo lamentón y cascarrabias. El próximo paso se los juro, va a ser el médico de la motivación. Una buena tanda de auto-arenga con cartelones y su congrí con yuca para amenizar el guateque de mi auto terapia.
Continuo eso sí chapisteando dos libros a la vez. Una novela y un poemario. La diferencia estriba en que ahorita no corro y no me preocupo por si los publican o no. Crearlos basta. ¿No creen?
Wesbri
Ya estamos en los 75 grados F. Un bello sol calienta nuestra terraza y estoy con perdón de las damas en calzoncillos y camiseta tecleando sin parar, ya que la otra ni eso.
A los quince podía tener sexo tres veces al día. A los 40 dos veces a la semana, a los sesenta una vez al mes. Pura progresión matemática. Los achaques,los achaques....
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