Fatima
Lo prometido es deuda. Hablemos de la breve estancia en Fatima. Primero la sorpresa de lo inmenso del santuario y ese cielo límpido plagado de estelas de aviones que te dan una sensación de pequeñez ante la Naturaleza, o un ser divino... Luego la fe de quienes van caminando de rodillas para implorar misericordia o un milagro. Entonces compras los velones y cuando te acercas a colocarlos sientes el calor proveniente de las llamas y te asustas pues es una advertencia del infierno si continuas tu vida de pecador. Calor infernal en un punto, espacio inconmensurable en el centro de la plaza. Dos sensaciones difíciles de describir.
Reconozco que no soy muy religioso pero respeto las creencias ajenas. La iglesia estaba repleta. Llegamos al final de la misa. Grupos procedentes de Portugal, Polonia y Francia atiborraban la sala. Confieso que en una de las pilas sagradas bebí agua bendita y me sentí mejor. Autosugestión, pueden decir los cínicos y quizás tengan razón. La religión es un estado de autosugestión en el cual el cerebro logra conseguir una paz interior que la ciencia solamente puede alcanzar con farmacos y medicamentos.
Una experiencia muy bella. La esencia del viaje era esa ir a Fatima, orar en silencio, mostrar respeto a Dios y no pedir nada a cambio pues lo único que deseo en estos momentos es publicar mis libros y eso es algo material que mi EGO pide y los santos no ayudan con las cosas materiales. Ese es mi punto de vista. No me creo el poseedor absoluto de la verdad por lo que puedo estar equivocado. Se admiten opiniones contrarias a las mías.
Vale
Wesbri ya en Miami.
1 comentarios:
Hola Wesbri!
Pues yo tampoco me considero religiosa, sin embargo cuando mi cabeza da vueltas me gusta ir a las iglesias a pensar mis cosas. Me siento más tranquila, con esos pasillos silenciosos, el olor del incienso y ese noseque que te hace sentir mejor.
Un abrazo!
1:38 a. m.
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