Las grúas del terror

No se trata de la última película de terror hecha en Hollywood. No nada de eso. Se trata -y me estoy contagiando con mis pacientes paranoicos- de una competencia secreta y sórdida entre dos inanimadas urbes estadounidenses para ver quién impone un récord en los libros del fallecido Guiness. En mis años mozos el nombre era sinónimo de una marca de cerveza inglesa. Los tiempos cambian.

Pues según me razonara mi paciente XDR existe una lucha oculta entre Miami y Nueva York para que esos bichos férreos de aguilones, torres y ejes giratorios que el DRAE define con el onomatopeyico nombre de GRUA, se desplomen a deshora arrastrando a sus operadores en un siniestro hip hop de terror. Tres ya se han caido en Manhattan y tres en Miami. Hasta ahora un empate. Lo que implica que pronto, muy pronto ese ser invisible que mueve los instintos de las ciudades tratará de anotar otro gol para ganar la partida. ¿Será Manhattan, será Miami? (Con ritmo de "De donde son los cantantes").

Cada vez que cruzo en mi camioncito por debajo de esas siniestras construcciones de Brickell y el downtown de Miami no puedo evitar mirar hacia arriba y sentir ese frío que señala el miedo y el pánico a que el aguilón se desplome como un rayo caido de los cielos sobre mi canosa cabeza ya agobiada de lidiar con la paranoia de pacientes y con el miedo irracional a ser aplastado por una grulla mecánica.

Los noticieros hablan de equipos anticuados o peor de falta de mantenimiento. Lo cierto está en que -galicismo espontáneo- el boom de los condominios exige grúas por decenas y hay que "meterle mano " a lo que se encuentra. No importan los tornillos oxidados ni las vigas gastadas.

Dios me proteja hoy cuando tenga que cruzar ese minuto de terror bajo los amenazantes aguilones ...

Wesbri con un cielo despejado...