Mi barrio 2
Vista de la bahía de Biscayne desde mi apartamento en Brickell.
Ayer no fue un día malo. En lugar de los esquizos, hice terapia de grupo con media docena de dementes (Alzheimers) con una señora que cada tres minutos me repetía "Usted sabe voy a cumplir 89 años" (discurso repetitivo, una de las características de la enfermedad, se olvidan de lo que hace unos minutos dijeron ). No fue mal pero me sentía culpable de ofrecer siempre la foto de la entrada al edificio con el verdor típico del área residencial. Ahí les va una cancha de tenis que no uso, una piscina a la que voy de Pascuas a San Juan, un jacuzzi que espera por mí como dice la antigua canción rusa (de la era soviética) "Solamente espera mucho y volveré". Algún día volveré al Jacuzzi cuando la hipoteca baje y no tenga que ir a trabajar a mi edad. En Europa los vejetes de 66 se sientan en las aceras a leer Le Monde o El país mientras disfrutan de un café con cognac. En la YUMA hay que trabajar o resignarte a vivir como un pobrete. Éste es el paraíso terrenal por el cual hay que pagar un precio bien caro. Pero, para mí merece la pena. La pérdida de la identidad cultural, los vocablos castizos que se escapan luego de treinta años de hablar y escuchar inglés, las costumbres nuevas de un sociedad que, a pesar de su elevado nivel de religiosidad, es la más individualista y egoísta del globo.
God Bless America!
Etiquetas: Brickell
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