Escribir o no escribir
Ese es el dilema. La solución cuando no tienes esa calidad para un premio sería esa patología que es escribir para uno mismo y no para el mundo. Puro egoísmo.
Cuando los rechazos se acumulan y los amigos rehusan siquiera leerte el manuscrito empiezas a dudar si seguir en el camino. Pero al cabo de unos días ese algo interior te fuerza, te obliga a sentarte de nuevo a maquinar tramas y desarrollar personajes ya sin importarte si se publiquen o no. Eso sí, por si las moscas, hay que regustrar la novela en la oficina de Copyright en Library of Congress en Washington, DC. Los negocios no tienen nada que ver con la calidad literaria. Y hay que protegerse de las aves de rapiña...
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