Una ventana abierta al cambiante mundo y el esfuerzo por tratar de ajustarse a esa realidad fugaz, a la que llamamos Vida

jueves, mayo 01, 2008

UNO DE MAYO: DIA DEL TRABAJO


En los EE.UU.A. no se celebra por lo de Sacco y Vanzetti, creo. Pero en el resto del globo terráqueo hoy es el día internacional del trabajo. Los sindicatos salen a la calle a pedir mejoras salariales o de condiciones laborales. Según mi difunta abuelita Inés, yo gritaba en La Habana cuando veía las manifestaciones sindicales "Aí bienen lo cumunita". Tendría cinco o seis años entonces y ya inconcientemente fundía la fecha del Uno de mayo (para decirlo en perfecto castellano, no en el dialecto cubano) con los comunistas. A ese recuerdo se une la portada de la revista BOHEMIA con la fotografía de un trabajador de la construcción bebiendo agua de una latica asida a un palo y a la cual se le han abierto orificios para que el líquido caiga siguiendo las leyes de la gravedad. Bastantes recuerdos. Luego con el "triunfo" de la Revolución creo que desfile un par de veces en aquellas interminables muchedumbres de carneros que vociferaban consignas. Una vez en la Reserva movilizaron a mi unidad a "cuidar" el desfile y estuve desde las cinco de la mañana hasta las once de la noche sin moverme en una esquina haciendo cordones si era necesario. Yo era parte del pueblo uniformado. A la fuerza, si no asistía las repercusiones podrían ser temibles. Era parte de la reserva militar. Nunca estuve en el servicio activo. No sé porqué. Suerte creo. A mi hermano si lo movilizaron en el primer llamado del SMO (Servicio Militar Obligatorio).

Uno de mayo. Los obreros y campesinos cubanos estarán a esta hora marchando gritando consignas diseñadas por otros, enarbolando pancartas pintadas por otros, los del PCC (Partido Comunista de Cuba) o la CTC (Confederación de Trabajadores de Cuba) y desde el infierno sonreirán, si Lucifer los deja, Blas Roca y Lázaro Peña. Fidel, luego de tomarse su dosis de fármaco antiparkinsoniano, estará en payama sentado frente al televisor enarbolando su pequeña banderita cubana, mientras la enfermera le vacía, ya sin sentir nada, la bolsa de la colostomia: apestosa, putrefacta, como el régimen que muchos aplaudimos en el año 59 y del cual huímos como ratas en la década de los 80, cuando el hambre nos apretó el pescuezo.

¡Pobre Cuba! Nadie te puede salvar. Ni los exiliados, ni los cuatro gatos que todavía creen en el sistema, ni los opositores. Una vez que entras en el Tercer Mundo allí permaneces ¡Per saecola saeculorum!
Una lágrimita por la Patria destrozada. Eso es lo único que puedo hacer. Observar a los incautos, a los ingenuos y callar hasta que "esa gran humanidad se despierte y eche a andar". ¿Cuándo?
No sé, pero "Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue mi Cuba ensangrentada"......

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