Sacsahuamán, Perú, 2008
La imagen es perfecta. Especie de callejón sin salida. Así me siento atrapado en mis 71 años, esperando ya poco de la vida. Mi compañera me replica que soy muy negativo. Pero no puedo evitar sentirme aislado de la sociedad que me ignora. Seis novelas y todas rechazadas por editoriales, concursos, agentes literarios. Nadie desea correr el riesgo, y por ende, perder miles de dólares en publicar mis tonterías; la única solución no es factible financieramente ahora: autopublicarme.
Ya nadie contesta mis queries letters. Es como los políticos. Antes de noviembre el teléfono de la casa no paraba de sonar; decenas de llamadas diarias; "Pepito el globero aspiro a senador"; "Juanito el tuerto aspiro a representante", etc, etc, etc. Hoy ninguno llama. Ayer el teléfono sonó dos veces nada más. Un familiar, y un banco reclamando un pago tardío. Nadie más. Me siento aislado del Universo. Escribo este blog a sabiendas que nadie siquiera emitirá un comentario, ni, al menos, "hola, viejo chocho, no te quejes tanto, tienes dos ojos, dos piernas, doa brazos, y la nevera con comida, no seas refunfuñón".
En eso tienen razón, soy egocéntrico, y deseo el reconocimiento de la misma sociedad que ignoro, y desprecio; pero que necesito. Basta de retóricas de setentón. Hoy es domingo, y les deseo que la pasen bien, y si les sobra tiempo envíen un HOLA.
Wesbri
