Una ventana abierta al cambiante mundo y el esfuerzo por tratar de ajustarse a esa realidad fugaz, a la que llamamos Vida

martes, mayo 13, 2008

Martes Trece


Para aquellos que puedan leer estas crónicas en estricto orden cronológico, me quejaba que mi ciudad es asquerosamente moderna y carece de historia como Ciudad México, Lima o Buenos Aires para mencionar solamente algunas. Hoy es martes trece y estoy libre. Bueno, soy jubilado pero todavía trabajo ya que la platita no alcanza para vivir al nivel que lo he hecho durante estos últimos años. Como dice el refrán "ni te embarques ni de tu familia te apartes" , por eso salí a caminar con mi pequeña Sony de bolsillo a buscar nuevas fotogtrafías para este blog callado, silencioso que nadie lee, excepto yo. Y como dije horas atrás mi meta es llegar a las cien entradas tengo que seguir escribiendo con un mínimo de decoro. Ésta es la número 83. (Eso de acentuar las mayúsculas me cae como una patada en el testículo izquierdo. Ya que escribo con un ordenador gringo que no tiene acentos y hay que realizar juegos malabares para lograrlos). La placa, situada frente al condominio de millonarios Santa María nos informa que en este lugar luego del nefasto acontecimiento del acorazado Maine (15 de febrero de 1898) en la bahía de la Habana se levantaron unidades de artillería para proteger la bahía de Biscayne de un posible ataque español. Eso es todo lo que queda de la tristemente famosa Guerra hispano-americana de 1898.
Una ciudad sin historia es como comenzar una vida nueva. Renacer o rencarnar. No tienes que pensar en poner cuidado al excavar como en Ciudad México que puedes descubrir tesoros arqueológicos. Nada de eso. Las excavadoras son inexorables. Si hubo algo se va en los camiones de los desperdicios (digo del movimeinto de tierra) y a otra cosa mariposa. Los contribuyentes nos ahorramos millones (habría que construir museos, organizar lecturas, conferencias) en actividades no comerciales. Por eso no tenemos historia. Desde el momento que penetramos por el aeropuerto internacional de Miami, dejamos atrás esa carga horripilante , ese lastre que se llama historia o cultura autóctona. Nos convertimos en hombre modernos, que fornican el asfalto, besan el acero inoxidable, y solamente piensan en cuánto voy a ganar este mes.
En definitiva a quien le puede interesar que frente a un condominio de lujo exista una placa recordando la olvidada guerra que le dio a los EE. UU. las Filipinas, Puerto Rico y Cuba y mandó al viejo y decadente imperio español al "cementerio de los imperios olvidados" (con permiso de Ruiz Zafón, ¡coño otro acento!)
Wesbri

2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

SILENCIO

Nadie lee estas verdaderas joyas literarias.
El brib de Mhadagrande

9:30 a. m.

 
Blogger Unknown ha dicho...

Gracias por su elogio.

9:32 a. m.

 

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