El pasado ingrato

Registrando fotos viejas acabo de encontrar la que ven de mis años de estudiante
en la Escuela de Letras de la UH (Universidad de la Habana, Cuba) en la década de los 70. Al parecer los barberos habían sido reasignados al corte de caña y los mortales deambulábamos como engendros con una pelumbre perruna que espantaba a los más atrevidos de los enemigos imaginarios que nos invadían cada año según la paranoia del Gran Cacique. Estaría yo en los veintitantos. Horror ¡cómo pasa el tiempo! Pero en este caso cualquier tiempo pasado no fue mejor a pesar de los recuerdos agradables de compañeros de aula quienes eran honestos a contraposición de los militantes de la UJC quienes nos hacían la vida un yogurt con la obligatoria asistencia a actos públicos de manifestación a favor del régimen y lo peor eran los círculos de estudios, o sea la lectura de los interminables discursos del Gran Cacique. ¡Al menos los once millones ya se han liberado de esos interminables discursos en los que repetía la misma idea durante horas! En psiquiatría lo llaman ecolalia. O discurso repetitivo. Señal de que algo anda jodío en el coco. Las cosas se dicen una sola vez.
Perdonen la calidad de la imagen ya que fue tomada con un fotoaparat (cámara fotográfica rusa).
Wesbri