Santa's shop
Santa Claus no es un viejo barrigón con barba blanca ni vive en el Polo Norte.
No señores, nació en Santurce, Puerto Rico, tiene 66 años y pesa 116 libras (52 kilos). Por supuesto es abuela y cada diciembre se posesiona de mi casa y la vira boca arriba con su taller de empaquetar: todo una ciencia en que cada nieto lleva los regalos en un papel diferente. Por suerte el arcoiris es amplio y da para todos. Estamos en la semana de envolver los regalos. Ya ha quedado atrás, los días enteros en los "moles" (Spanglish por Malls) caminando entre muchedumbre de mujeres custodiadas por pasivos esposos cargadores de paquetes. Ese es el fin del matrimonio ("Asere, no puedo il a jugar dominó, tengo que lleval a la jeba al mol") cuando los socios te critican por "dejarte domimal por la perica" en lugar de ir con los ambias del barrio.
Solamente cuentas las horas que faltan para que pase la Navidad y todo retorne a la normalidad. Recuperar mi sillón para ver la tele, y la mesa para almorzar. Es poco lo que pido. Y hasta el próximo año cuando la Consejera Escolar se convierta en una especie de Mrs Santa-Hyde moderna y transforme un apacible pisito en un infernal taller de envolver juguetes...
Merry X-mas to all!
2 comentarios:
Qué bueno tener una abuela así, y que lindo poder preparar todas esas sorpresas para hijos y nietos. Tranquilo, que pasa rápido. Feliz Navidad.
7:52 a. m.
un trocito de Laponia arriba del armario;-) pero creo también que es bueno tener una Santa Klaus abuela Luz que conserve viva la ilusión de la tropa familiar, y que decore la casa, yo de joven quiero ser como ella;-)!! un abrazo
4:06 p. m.
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